Quizá uno de los elementos más importantes de un edificio es uno de los que atrae menos atención. Salvo cuando sufre desperfectos y es necesario repararlo. Estamos hablando del tejado o de la cubierta de un edificio. Y es que, al no estar tan a la vista como otras partes de un edificio, cuesta más percatarse de cuándo es necesaria la rehabilitación de un tejado.

Generalmente, esto suele suceder cuando aparecen goteras por efecto de la lluvia. En este caso, o bien las tejas se han roto y filtran el agua, o se han soltado por el paso del tiempo. En cualquier caso, cuando aparecen estos problemas con cierta frecuencia es necesario revisar toda la estructura del tejado. Y valorar si se repara solo la zona afectada o si es necesario cambiar tanto las tejas como la cubierta del edificio completa. En este último caso, es necesario tener en cuenta una serie de consideraciones antes de proceder. Además, claro está, de decidir el aspecto final, del tejado, sus acabados y el tipo de cubrimiento deseado.

Qué hay que tener en cuanta ante la rehabilitación de un tejado

Uno de los aspectos más importantes cuando se va a acometer la rehabilitación de un tejado es el clima. No se utilizará el mismo sistema para rehabilitar un tejado de un edificio en zonas húmedas que en clima seco. Evidentemente, en la zona húmeda habrá que utilizar un sistema para la construcción de un tejado adecuado para la protección contra la lluvia. Y en uno seco, fundamentalmente contra los cambios de temperatura.

Efectivamente, en las zonas húmedas habrá que utilizar sistemas que impidan que la humedad pueda colarse entre las tejas. O entre los elementos que compongan la cubierta, generando goteras. Y en las secas, habrá que preparar al tejado frente a la dilatación en verano por efecto del sol y del calor. O puede que además, de las temperaturas bajas en invierno, que pueden contraer los materiales y provocar roturas y grietas.

Por eso, en zonas de clima húmedo, como en el norte de la Península, lo habitual es encontrar los tejados inclinados. Por lo general, estarán cubiertos con tejas planas, curvadas o mixtas. Así, cuando llueva, el agua resbalará entre ellas y caerá o bien al suelo o a un canalón que lleve a un desagüe. Por contra, aunque también se encuentran este formato de cubiertas en los climas secos, las cubiertas planas son más comunes en ellos.

En cualquiera de los dos casos, también hay que tener en cuenta otros factores. Por ejemplo, que los materiales que se utilizarán en la rehabilitación de un tejado sean siempre ligeros. Así se evitará cargar de manera excesiva la estructura del edificio. Y también hay que elegir materiales que resulten sencillos de colocar. Así se trabajará con más seguridad y agilidad. Y también se facilitará el acceso a una zona concreta del tejado para reparaciones posteriores. Si se pueden retirar con facilidad, y también volver a colocarlos sin complicaciones, se agilizarán las obras.